Por: Alvaro Rodriguez Hernandez


Entre mastodontes y dinosaurios

Entre mastodontes y dinosaurios Entre mastodontes y dinosaurios

Hay otros mastodontes en la historia de Risaralda. En la era de los ´dinosaurios´. Refugiados como megafauna.

No requieren estudios superiores de órganos especializados. Se dan silvestre. Pertenecen a todas las eras vividas en Colombia. Nacen en todos los terrenos y tienen dimensiones superiores a los “elefantes”. Al mamut. Son especies que no se extinguen. Siguen al calor de la hemorragia financiera. Mantienen vigencia perpetua. Con domadores propios. Con democracia alquilada y tarifa propia.

Vienen desde años atrás escondidos entre las veleidades y la anarquía del poder parcelado. Entregado por pedazos al son de conciliábulos y grotescos padrinos. Cada 4 años se repiten y terminan amacizados. Se reciclan.

Guaqueros mayores. Exploradores de cuello blanco y sucio. Ruin y desafiantes ante la sociedad toda que no protesta y no se escandaliza. Burla burlando.

Los ´mastodontes´ de la orgía oficial y privada. Con marca policromática. De partidos glotones. Tienen colmillos largos y garras peor. Todo lo arrancan. Todo lo devoran. Mandíbula que todo lo destruye. Con adiestradores propios incrustados en todos los sectores. Aplauden.

Revisen la historia reciente de Risaralda. De Pereira y otros municipios donde los ´elefantes blancos´ ya no dan vergüenza.

Escribió el Contralor General, que hay obras inconclusas por $47.891 millones y no pasa nada. Todos saben dónde están los guaqueros. Escribe el Contralor, como un libreto de Sábados Felices, que la CGR tramita 107 procesos de responsabilidad fiscal por $18.313 millones. Sin despeinarse los directorios pasan. Sin sonrojarse sus directivas duermen. A nadie escandaliza. Ni a la propia prensa. Ni a los partidos. Queda el titular y el anuncio de ruido en la radio. En el patio trasero de la sociedad vomitada.

En infraestructura hay poderosos ´mastodontes´. Nada de ´elefantes blancos´. Hay que subirle de estatus a la megafauna.

En proyectos varios con recursos invertidos y extraviados o enredados en cuentas bancarias con nombres definidos.

Proyectos en la pasarela del horror con puentes sin nombre y con hierro al gusto. Cuentas en salud que se maquillan. Dineros que se esfuman en proyectos que se anuncian pero que no se concretan.

Las ías son expertas en recordar el cementerio de ´ elefantes blancos´ que semejan por sus colmillos, el ´mastodonte´ estirado que sale en la prensa pero no cuentan dónde están sus domadores. Sus patrocinadores en la jornada circense de esa mixtura de lo público y privado. Risaralda tiene su propio cementerio de obras inconclusas. De elefantes blancos pasaron a mastodontes. El cementerio está a la vista. La oferta turística es gratis. Perdón: !todos pagamos!